La familia Rodríguez salió el domingo a un paseo familiar. Visitaron parques y museos. Al caer la noche regresaron a casa, y la señora Rodríguez buscó su llave para entrar y no la encontró. Así que le preguntó al señor Rodríguez por la de él… pero tampoco la encontró. El hijo mayor también tenía una copia de la llave, pero por más que buscó no había rastro de ella. La hija mayor estaba ya marcando el número 622 603 703, que corresponde al cerrajero Benetusser, porque ella sabía que su llave la había dejado adentro de la casa.
Cerrajero Benetusser
Las hijos menores de los Rodríguez estaban jugando, riendo y diciendo cosas; sin embargo, los padres Rodríguez pensaron que si no venía rápido el cerrajero Benetusser se podían impacientar, y de un momento a otro armar berrinche. La sorpresa de ellos fue cuando en quince minutos llegó el cerrajero. Lo saludaron, le explicaron lo que había pasado y le pidieron que por favor les abriera la casa sin dañar el cerrojo, porque las llaves las tenías adentro y no era necesario cambiarlo. En menos de diez minutos la familia Rodríguez estaba adentro de su casa, tranquilos y dispuestos a tener una cena en familia.
Cerrajero disponible todo el día
El cerrajero Benetusser se despidió muy alegre de aquella familia, no sin antes recordarles que estaba disponible las 24 horas de día. Que por eso no tuvieran pena de llamarlo a cualquier hora, cualquier día del año; que estaba disponible sin importar las condiciones climáticas, ni qué día de la semana era. El padre Rodríguez aprovechó para preguntarle si podía hacerle un presupuesto para cambiar las cerraduras de todas las oficinas de su trabajo, que hace días las habían puesto y que ya era necesario cambiarlas. El cerrajero Benetusser pidió un poco más de información, y al día siguiente ya tenía la cotización lista.