Existe un cuento sufí que le gusta mucho al cerrajero en Canals (al que pueden llamar si tienen una urgencia al 622 603 703) que dice lo siguiente: érase una vez un cerrajero que fue inculpado injustamente de un crimen que no cometió, y por lo que fue condenado a ser recluido en una celda. Su esposa logró verse con el rey y le rogó que le permitiera darle a su esposo una alfombra para que pudiera hacer sus postraciones diarias. El rey accedió. Claro que el recluido le dio gracias a su esposa por aquel regalo, y lo utilizaba todos los días para hacer sus postraciones.
Cerrajero en Canals las 24 horas
Luego de un tiempo, el recluído se escapó de la prisión. Contaba que luego de un par de años de hacer sus postraciones diarias, notó que en la alfombra, su esposa, había zurcido el esquema de la cerradura que lo tenía en cautiverio. Al cerrajero en Canals le gustaba contar esta historia cuando trabajaba (ya fuera de día o de noche, pues su disponibilidad era de 24 horas). La historia seguía con el cerrajero haciéndose amigo de los gendarmes, convenciéndolos de que les esperaba una mejor vida si todos se escapaban juntos de la prisión. Ellos accedieron porque entendían que aunque estuvieran del otro lado de las rejas, igual eran prisioneros y también querían su libertad, solo que no tenían los recursos para irse.
Cerrajero en Canals
El cerrajero en Canals terminaba la historia de esta manera: los gendarmes conseguían piezas de metal y el cerrajero, dentro de la celda, las transformaba en piezas que los gendarmes vendían en el mercado local. Así acumulaban dinero para emprender la huida. Como no tenían la llave de la prisión, el cerrajero la hizo también. Llegó el día indicado, ya el cerrajero había hecho la llave, ya habían abierto la celda y todos salieron al escapado, donde estaba la esposa del cerrajero. Todos se fueron hacia lugares donde nunca los encontrarían. Adentro de la celda quedó la alfombra, para que el siguiente prisionero supiera cómo escapar.